domingo, 20 de junio de 2010
Coprofilia
“Señora mía…” y créanme que le tenía pena. “…ya regreso, vamos a tener que … mmm...” cómo explico esto de una forma fácil. No, fácil de entender lo es; cómo explico esto de una forma conciliadora. No había. “tendré que meter mi dedo y ayudarle a quitar ese tapón, después el trabajo y el placer de vaciarse por fin en una semana, es todo suyo.” Qué bien conciliado! Salgo y me pongo encima 10 guantes en la mano derecha, uno en la izquierda, una mascarilla, y una botellita de lubricante que solo sería usado en el primer intento, luego ya estoy seguro que no haría falta. Alguna gente se pone batas, gafas y gorro para una desimpactación fecal. Pero algunos no. Ella lo iba a pasar peor que yo, y es lo suficientemente extraño ya que un tipejo que recién conoces te vaya a “ayudar a quitar ese tapón” como para que encima entre disfrazado como si fuera algo tóxico o peligroso. Entré como para darle la intención de que lo hago sin la menor duda, vacilación, desconfianza o asco. Eso sobre todo, tengo que demostrarle, con la ayuda de algún sentimiento coprofílico fetichista refundido en mi subconsciente, que lo hago sin asco, y si es posible, con gusto!
“Póngase de lado por favor como le expliqué”, lubrique el dedo, abra la voluptuosa nalga y dele. Sentí inmediatamente al culpable. Tuve que escarbar un poco para poder partirlo en dos partes, y luego solo ir moviendo el dedo en círculos, en medio de quejidos lastimeros, o por lo menos quejidos de no saber qué carajos se está sintiendo. Al mover el dedo en círculos, de adelante a tras, de un lado al otro, aplastar pedacitos contra las paredes para que se disuelvan, y tantos otros movimientos improvisados como quien disuelve las bolas de cerelac en un vaso de leche, se provocó ya una pequeña salida de lo que venía detrás. Pero bueno, ya está un poco suelto, ahora hay que sacar un poco. Saco el dedo y botó el primer guante al basurero. Para esto ya empezó a salir un líquido espeso y grumoso y la respiración de la víctima seguía muy acelerada. Entra de nuevo el segundo dedo, ya lubricado por este líquido cada vez más abundante, y ahora ya no tiene que desimpactar, agarró lo que puedo con el dedo hecho gancho y lo saco de un movimiento pero no esperaba que al ya causar un alivio en la presión de la mierda de atrás y de los tantos enemas que intentar vaciarlo, saldría un chorro de mierda líquida disparádo fuera de la camilla, rozó mi desnudo brazo y cayó sonora y estrepitosamente al piso acompañado de un “AAAHHHHGGGG!!!” que hasta ahora no logro saber si fue o no un grito de alivio. Se escucharon risas fuera de la cortina, de unos cabrones que sabían a lo que entré y se imaginaban lo peor. Pues bueno, me saco el segundo guante y lo boto al basurero con los trozos que logró sacar. Entra de nuevo y se repite el proceso, aunque ya no sale ese maldito chisguetazo. Lo que sea que me mantiene haciendo esto con sorprendente destreza también ha logrado hacer que no asome por mi cara esbozo de asco, mueca alguna o pensamiento siquiera de que lo que estoy haciendo es algo repulsivo. Estoy sacando la mierda del trasero de una pobre mujer que no puede hacerlo por sí misma, carajo, y hasta hago que salga a chorros!! Vuelvo y boto el guante y lo hago hasta terminar con los 10 guantes con los que entré, 9 por supuesto, uno quedó puesto para tener la decencia de pegarle una limpiadita a la doña con pañitos de agua y decirle que ahora vaya al baño y tenga un momento a solas con su intestino y se exorcice de ese dragón de mierda que lleva dentro.
Momentos después sale del baño una mujer que por fin no camina encorvada, con la boca y todos los músculos de la cara agotados de tanto fruncir, y me dice casi contenta “venga a ver doctor, realmente cree que haya más?” El residente que está al lado mío se ríe y me dice “realmente quiere que vayas a ver, jajaja”, asumiendo que yo no quiero ir a ver. ¿Cómo me voy a perder eso? Yo lo saqué con la mano, es prácticamente obra mía. Entro al baño con sonrisa casi orgullosa dedicada a las sorprendidas enfermeras y miré un escusado café. Desde el fondo hasta casi la tapa, y solo admiré una montaña de mierda que podría describir como asombrosa. Salí y le dije de frente a la exorcizada “probablemente señora, probablemente”.
23h00 Mandrake
sábado, 12 de junio de 2010
Como ser un gran escritor
COMO SER UN GRAN ESCRITOR
tienes que cojerte a muchas mujeres
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa,
dale duro.
haz de eso una pelea de peso pesado.
haz como el toro en la primer embestida.
y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay,
está bien
igual.
Charles Bukowski
jueves, 10 de junio de 2010
escribir por escribir
Escoger, decidir. Decidir, optar. Optar, decidir o escoger entre una vida de sentido y una vida de goce. De sentido en el sentido que cada acción en cada segundo tenga un sentido, un fin, una trascendencia. De goce en el sentido de que el único sentido sea de goce, de gusto, de complacencia. Qué escogemos si no está claro si el goce esta en el sentido o si el sentido esta en el goce. No escogemos ni optamos, dejamos ser al sentido y al goce. Decidimos dejar ser: vivir por vivir.
El sentido de escribir o el goce de escribir. Ninguno: escribir por escribir.
F L